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Amor y respeto a todo hombre



Queridos hermanos,

Meditando en el evangelio de la mujer cananea y al escuchar la alabanza de Jesús “Mujer ¡qué grande es tu fe!”, todos nos sentimos de alguna forma llamados a examinar el nivel de compromiso con el Señor y cómo realmente vivimos nuestra fe cristiana. Porque la mujer cananea, pagana, al pedir la curación de su hija, se convierte en ejemplo y modelo de confianza en el Señor.

A todos conmueve la profundidad y constancia de la cananea, que manifiesta una creciente actitud y testimonio de fe en Jesús; primero le reconoce como Señor e Hijo de David, después le suplica compasión y pide socorro, para finalmente mendigar ser aceptada en “la casa del amo” como un perrito que come las migajas que caen de la mesa.

Al conceder Jesús la curación de la hija de la mujer pagana, se afirma que la salvación ya no es resultado de la simple pertenencia a la raza de Abraham, sino la capacidad de creer en Jesús como el Señor. Es por eso que viendo este comportamiento de Cristo y apoyados en El, los apóstoles se lanzan a la conquista del mundo pagano, llevando la salvación de incontables almas a través de la fe, escuchando a Cristo, y su palabra de salvación, que Dios ha dicho en favor de todos los hombres.

Junto al tema de la fe, en este domingo sobresale el tema del diálogo con otras religiones. El mensaje cristiano es amor y respeto a todo hombre, y no es elitista ni racista; está abierto a todos los valores de la humanidad al reconocer que cada hombre tiene la dignidad de hijo de Dios.

El diálogo con otras religiones que provoca el mensaje cristiano, supone paciencia y espera reconociendo que los tiempos y los caminos de Dios a veces no son coincidentes con nuestros caminos y nos llama a olvidar nuestras impaciencias. Y es esa búsqueda amorosa y constante signo de humildad y de apertura interior, que nos permite reconocer a los otros como compañeros de viaje en nuestro camino hacia la vida eterna.


Que el Señor les bendiga,


Padre Alvaro Huertas.

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