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Jesús nos invita a ser sus discípulos



Querida comunidad de Santa Bárbara,

Esta semana el Señor nos invita a reflexionar sobre el banquete al que estamos invitados. Ese banquete celestial donde compartiremos “vinos exquisitos y manjares sustanciosos”. Allí, en este maravilloso lugar, “el Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros y borrará de toda la tierra la afrenta de su pueblo”. ¡Hermosa descripción del Profeta Isaías sobre lo que será el cielo!

En su parábola, Jesús nos hace comprender su desconcierto al tener todo listo y preparado para este gran banquete en el reino de los cielos, y ninguno de los invitados quiere participar. Ante tal desaire, resuelve invitar al resto de las personas, personas que se hallaban en el cruce de los caminos; llama la atención que la sala del banquete se llenó de toda clase de convidados: malos y buenos.


Estamos todos llamados a vivir una vida junto con Cristo, sirviendo a Dios y experimentando la plenitud que trae su cercanía a nuestra vida. Es una invitación a ser discípulos de Jesús y seguir sus pasos. ¡Y a estar con Él por la eternidad! Este es un llamado que Dios pone en el corazón.

Es interesante el detalle de que todos estaban vestidos con el traje de fiesta (Según una costumbre antigua los criados cubrían al convidado con una túnica blanca), excepto uno de ellos: Si el invitado del último minuto ignora quién es el que convida; si no sabe que para sentarse a la mesa del rey ha de lavarse y cubrirse con el vestido limpio de los festines nupciales, que le es ofrecido gratuitamente, entonces es arrojado a las tinieblas, porque está sucio. Jesús termina su parábola con esta misteriosa frase: “Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos”. Ahora, es momento de reflexionar un poco: ¿Qué significa ser llamado? ¿Qué significa ser escogido? ¿Por qué hay tan pocos escogidos?

Para ser elegido, debes demostrar que realmente quieres renunciar a todo en este mundo: nuestro egoísmo, nuestra propia voluntad y nuestros propios deseos. Solamente aquellos que en verdad quieren seguir a Jesús obtienen la gracia de ser admitidos al banquete del cielo.

Estamos todos llamados a vivir una vida junto con Cristo, sirviendo a Dios y experimentando la plenitud que trae su cercanía a nuestra vida. Es una invitación a ser discípulos de Jesús y seguir sus pasos. ¡Y a estar con Él por la eternidad! Este es un llamado que Dios pone en el corazón. Ser escogido es aceptar la invitación y decir “¡Sí!” al llamado y luego continuar viviendo una vida como discípulo fiel. Jesús dice en otra parte que el camino que lleva a la vida es angosto y la puerta para entrar al cielo es estrecha y pocos son los que la hallan.

Para ser elegido, debes demostrar que realmente quieres renunciar a todo en este mundo: nuestro egoísmo, nuestra propia voluntad y nuestros propios deseos. Solamente aquellos que en verdad quieren seguir a Jesús obtienen la gracia de ser admitidos al banquete del cielo. Tales personas llevan en su mano el fruto de las virtudes. Estas virtudes son el traje de boda adecuado que nos hacemos para poder aceptar la invitación, de modo que no seamos expulsados como el hombre en la parábola. ¡Asegúrate de que tú eres elegido!


Les deseo a todos una semana llena de bendiciones.

Padre Alvaro Huertas, Párroco

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