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Seamos ciudadanos honestos y buenos cristianos



Querida comunidad de Santa Bárbara,


En el evangelio del domingo vemos cómo Jesús es puesto a prueba con una pregunta envuelta en humildad y simpatía hacia El, pero capciosa y llena de hipocresía: “Maestro, sabemos que eres sincero y enseñas con verdad el camino de Dios, y que nada te arredra, porque no buscas el favor de nadie. Dinos, pues, qué piensas: ¿Es lícito o no pagar el tributo al César?” Si Él decía sí, estaba en contra de su propio pueblo. Si Él decía no, podía ser acusado de rebelde a las autoridades romanas.


Como repetía Don Bosco, debemos ser “honestos ciudadanos y buenos cristianos”. Entre las obligaciones temporales del cristiano se destaca el pago de los impuestos. Pagar lealmente los impuestos es un deber de justicia y de conciencia.

Jesús se da cuenta en seguida de su intención tramposa e hipócrita. Haciendo hincapié en la imagen del emperador que estaba grabada en las monedas de la época, dice: “Den al César lo que es del César”, pero añadiendo: “y a Dios, lo que es de Dios”.

Jesús, junto con sus discípulos, pagaba el impuesto. El era y enseñaba a sus discípulos a ser buenos ciudadanos, siendo a la vez fieles en el ámbito religioso. No es contradictorio ser un buen ciudadano y servir a Dios, puesto que Dios obra a través de todos los sistemas e instituciones humanos para construir la definitiva comunidad de amor.

Como repetía Don Bosco, debemos ser “honestos ciudadanos y buenos cristianos”. Entre las obligaciones temporales del cristiano se destaca el pago de los impuestos. Pagar lealmente los impuestos es un deber de justicia y de conciencia. El Estado gracias a la recaudación fiscal garantiza el orden, el comercio y los demás servicios sociales. El Catecismo de la Iglesia Católica tacha como moralmente ilícito el fraude fiscal, considerándolo un robo (n. 2409). Es un robo hecho, no al Estado, sino a la comunidad, es decir, a todos. Igualmente, el Estado debe ser justo y equitativo al imponer los impuestos.


"Es bueno que “demos al César”, a lo humano, a los valores familiares y lúdicos, al descanso corporal y psíquico lo que se les debe. Pero, a la vez, no podemos descuidar lo que le “debemos a Dios”, porque para los cristianos el domingo es el día de la creación, el día de Cristo Resucitado, el día del Espíritu Santo".

También a la vivencia dominical podemos aplicar la máxima “dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Es bueno que “demos al César”, a lo humano, a los valores familiares y lúdicos, al descanso corporal y psíquico lo que se les debe. Pero, a la vez, no podemos descuidar lo que le “debemos a Dios”, porque para los cristianos el domingo es el día de la creación, el día de Cristo Resucitado, el día del Espíritu Santo que en Pentecostés bajó sobre la comunidad eclesial llenándola de vida. Es el día de la reunión comunitaria para celebrar la Eucaristía. Sobre todo, en este día lo humano y lo espiritual han de estar juntos, en armonía: lo humano bendecido por lo cristiano, y lo cristiano acompañado gozosamente también por lo humano.


Que la semana que iniciamos hoy, esté llena de bendiciones.

Padre Alvaro Huertas

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